domingo, 5 de agosto de 2012

¿Tenemos poder para vencer el pecado?


El pecado es cualquier falta de conformidad al carácter de Dios, ya sea en obra, disposición o estado[1].
El pecado siempre es contra Dios aun cuando pueda ser dirigido contra seres humanos. Luc 15:18  Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.


Dice Watchman Nee:
“En  el  mismo  momento  en  que  un  pecador  recibe  al  Señor  Jesús  como  su
Salvador  y  es  regenerado,  puede  tener  la  experiencia  de  ser  librado  del  poder  del  pecado”[2].
Siendo salvos por medio de Jesucristo nos surgen varias preguntas. En este estudio, una de las que vamos a considerar es:
¿Qué recibimos mediante la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesús?

Cada uno dé su respuesta, por favor:
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Ahora leamos el siguiente versículo:

Rom 6: “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él para que el cuerpo de pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado”.


En este versículo intervienen tres actores:
1.      el pecado (singular en el griego).
El principal término neotestamentario es hamartia. Se emplea en griego clásico en el sentido de errar el blanco o tomar un camino equivocado. Es el término neotestamentario general para el pecado como acción concreta, como violación de la ley divina[3].-

Dice W. Nee en otro de sus textos: El hombre no es pecador porque peca; sino que peca porque es pecador.

2.      el viejo hombre (el  viejo  hombre  está compuesto  de  todo  lo  que  recibimos  en  Adán, es decir que hereda el pecado).

Rom 5:12  Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

3.      y el cuerpo (terreno en el que se vehiculiza el pecado)
       Consecuencia:
  • Es por causa del viejo hombre que pecamos.
  • El hombre, desde Adán, está sujeto al poder del pecado.
·         La naturaleza del hombre es pecaminosa desde Adán y para siempre.
·         El  viejo  hombre  es, además,  la  parte  mental  que recibimos de Adán (W. Nee) mientras que el cuerpo de pecado es la parte física.
[A] ¿Qué debe hacer un creyente que quiera ser librado del pecado?
La respuesta se puede deducir de Romanos. Volvamos a leerlo detenidamente teniendo muy presente lo que acabamos de analizar.
¿Qué debemos hacer?...
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[B]¿Cuál fue el propósito de Dios con esto?... El propósito de Dios no es desarraigar  el  pecado  que llevamos dentro, ni tampoco reprimir al cuerpo del pecado por fuera.

        Dios  le  puso  fin  al  viejo hombre

[C]¿Pero cómo…?
ü  A través del sacrificio de Su Hijo en la cruz.
Rom 5:8  Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Cuando  Jesús  fue  a  la  cruz,  no  sólo  llevó con Él todos los pecados del mundo (y de todos los tiempos),  sino  que  también  nos llevó  a  nosotros.
Consecuencia:
  Por lo tanto… si Jesús nos llevó con Él a la cruz y si con Él estamos crucificados:
·         Nuestro  viejo  hombre ya  fue crucificado.  ¡Está hecho!
·         Este  es  un  hecho cumplido y tan cierto como que Cristo fue crucificado.
 Jua 19:30  Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
DRAE: ~ consumado. 1. m. Acción que se ha llevado a cabo, adelantándose a cualquier evento que pudiera dificultarla o impedirla.

[D]¿Para qué nos puso Dios en la cruz con Su Hijo? La respuesta, nuevamente, se encuentra en el vv. 6. Nunca es reiterativa la lectura de la Biblia (la reiterativa soy yo). Leámoslo nuevamente, por favor.
Es decir que:
Al destruir/anular nuestro cuerpo (de pecado) siendo éste crucificado, Dios quiso que ya no fuéramos esclavos del pecado…  
Dicho de otra manera,  podríamos decir que:
  
Dios quiso que el pecado ya no tenga poder sobre nosotros.


[E] Pero… ¿Comprendemos de verdad lo que significa este misterio?
1.      Con nuestro viejo hombre crucificado y
2.      aceptando al Señor como nuestro Salvador y muertos al pecado, entonces, somos regenerados en una nueva vida…una vida espiritual…
 Tit 3:5  nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

3.      Recibimos la vida de Cristo…
4.      Y con ella recibimos el Espíritu Santo en nosotros, que  es el que actúa para convencernos de pecado.

Dice Lewis Chafer[4]:
[…] El pecado inicial de Adán le llevó a la caída,  y en la caída él se volvió un ser completamente diferente, y sólo capaz de engendrar seres caídos como él mismo. Por lo tanto, cada hijo de Adán es nacido con la naturaleza adámica, siempre está predispuesto a pecar, y aunque su naturaleza fue juzgada por Cristo en la cruz una fuerza vital y activa permanece en cada vida del cristiano. Nunca se dice que será quitada o erradicada en esta vida, pero para el cristiano hay poder vencedor provisto a través del Espíritu que mora en él

 Dice Watchman Nee[5]:
“Ninguna  verdad  que  entendamos  sólo  intelectualmente  nos  capacitará  para resistir las tentaciones. La revelación del Espíritu Santo es absolutamente indispensable. El Espíritu de Dios debe darnos una revelación para que podamos saber que estamos en Cristo y unidos a Él.  Esta  revelación  hará  que veamos claramente  que  nuestro  viejo  hombre  fue  crucificado con Él, puesto que estamos en Él. Esto no es una comprensión mental, sino una revelación del  Espíritu  Santo.  Una  vez  que  una  persona  recibe  la  revelación  de  parte  de  Dios,  esta verdad  espontáneamente  llega  a  ser  poderosa  en  él  y  le  da  la  capacidad  de  creer

Recapitulemos. Quizás ahora podamos responder más sólidamente:
1.      ¿Qué debe hacer un creyente para ser librado del pecado? Contestemos justificando nuestra respuesta. (Nota: La respuesta no es directa, se deduce de lo visto hasta aquí)
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2.      ¿Cuál es la clave para que el pecado no tenga poder sobre nosotros?
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Reflexión: Casi sin excepción, cuando aceptamos a Cristo, aceptamos que Él murió en la cruz. Sin embargo, no es tan contundente aceptar que nuestro viejo hombre también haya sido crucificado por él.
     No llegamos a hacer de esta verdad una realidad espiritual
La forma de lograrlo, acaso por demasiado evidente, la pasamos por alto. La respuesta, como siempre, está en la Palabra de Dios.

Rom 6:11  Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

 RV 1909: Así también vosotros, pensad que de cierto estáis muertos al pecado, mas vivos a Dios en Cristo Jesús Señor nuestro.
 ¿Qué reflexión le merece Rom. 6.11? Hablemos sobre ello y anotemos lo que nos parezca importante.
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DRAE: considerar: (Del lat. considerāre).
1. tr. Pensar, meditar, reflexionar algo con atención y cuidado.
2. tr. Juzgar (discernir-dicriminar-separar), estimar. 

  Entonces... Sabemos que nuestro viejo hombre ha sido crucificado…
¡Pero… cuidado! Porque hay dos peligros inmediatos que enfrentar:

1.      Aunque hemos sido regenerados, el pecado sigue vivo. (¿Recuerda por qué?)

2.      Aunque el Espíritu Santo esté en nosotros; nuestra condición de pecadores sigue existiendo.
 ¡¿Entonces… qué?! ¿Estamos perdidos?

Rom 6:17  Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;

Esta, sin dudas, es otra clave fundamental. ¿Cuál es?
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Sin embargo, resta aun un asunto más con el que lidiar: el alma (psique).
A decir de W. Nee[6]:
La vida del alma comprende, por lo  menos,  tres  partes  principales:  la  voluntad,  la  mente  y  la  parte  emotiva. […] Antes  de  la  caída  del  hombre,  ella  (el alma) proveía  toda  su  energía  para  la dirección del espíritu, pero después de la caída, sigue el dominio del pecado. Desde que el hombre se hizo carne, el pecado que reina en el cuerpo vino a ser la naturaleza del hombre y esclavizó al alma, que es su vida. Esto hace que el hombre en todas sus acciones, siga (o se incline) al pecado. Es por eso que la naturaleza del hombre es el pecado, y el alma es su vida (natural).
 Si termináramos nuestro estudio aquí, nos iríamos apesadumbrados, pensando que no tenemos salida o que caemos en un círculo vicioso.
 El pecado trama, y el alma ejecuta. Esta es la condición de todo creyente[7].
¡Qué terrible sentencia parecen ser estas palabras de Nee! Que dúo nefasto. Pero, tratándose de Dios es imposible que haya un círculo vicioso. De hecho se trata, más bien,  de un círculo virtuoso, que analizaremos un poco más adelante en este estudio.
Aunque parezca más que obvio, Dios ha pensado en todo y sabe que está tratando con nosotros (con todo lo que esto implica).
Algunas conclusiones hasta aquí:

Como Dios ha pensado y se ha ocupado de todo,
la cuestión no es el pecado que hay en nosotros,
ya que nuestra naturaleza pecaminosa es inamovible
y no ha desaparecido en la cruz.

La VERDADERA cuestión es el poder que logremos tener
(o no) sobre el pecado…

Aunque nunca podamos deshacernos por completo o anular nuestra naturaleza pecadora…

Sí, podemos lidiar con el poder que
el pecado tiene sobre nosotros.
Rom 6:22  Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.  
Analicémoslo juntos:
ü  Dios sabe que pecaremos, porque nuestra naturaleza tiende a ello inexorablemente.
ü  Pero Dios nos ha dado una nueva vida, la vida de Su Hijo en nosotros.
Es Esa vida (la de Jesús) la que debemos (aspirar a) vivir… no la de nuestra mente/alma/psique/personalidad/carácter o como queramos llamarlo. Estas últimas son todas denominaciones del viejo hombre, no del hombre regenerado.
Dios pone la vida de Su Hijo en nosotros para despertar el espíritu y disminuir con ello la naturaleza carnal de nuestra vida.
 Más conclusiones:
 Solo disminuyendo el ego el Espíritu Santo podrá ocupar el lugar central en nuestras vidas, para convencernos de pecado y para ser el timonel de ellas.
  
Solo tendremos poder sobre el pecado que mora en nosotros, una vez que hayamos entendido (visto, revelado, experimentado) por fe, y no por intelecto, que el poder lo tiene el Señor y que Él es el que nos dota para la tarea. (Círculo virtuoso).


Rom 3:27  ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.
Dice Nee[8]: En  esta condición, aunque el creyente haya vencido al pecado al practicar obras de justicia, todavía es  inmaduro.  No  obstante,  pocos  están  dispuestos  a  depender  de  Dios  y  a  reconocer  su debilidad,  inmadurez  e  incapacidad.  El  hombre  en  su  naturaleza  humana  piensa  que  tiene fuerza.  Quien  no  ha  sido  humillado  por  la  gracia  de  Dios,  nunca  reconocerá  que  no  sirve para nada.
  Nosotros no podemos… Solo entregándonos al Señor y reconociendo que es Él el Señor de nuestras vidas, podremos dar la batalla.
Solo accederemos a esta experiencia espiritual por fe, CREYENDO que ya hemos muerto al pecado y no pensando que lo venceremos. El pensar que lo venceremos no es de un creyente espiritual, sino de un creyente que es aun muy carnal y que alimenta su ego pensando que él puede lograrlo.
 Solo considerando a Jesús como Señor de nuestra vida es que podemos a Pablo cuando dice:
Gál 5:16  Digo,  pues: Andad en el Espíritu,  y no satisfagáis los deseos de la carne.
Gál 5:17  Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu,  y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí,  para que no hagáis lo que quisiereis.
Gál 5:18  Pero si sois guiados por el Espíritu,  no estáis bajo la ley.
Gál 5:19 Y manifiestas son las obras de la carne,  que son: adulterio,  fornicación,  inmundicia,  lascivia,
Gál 5:20 idolatrías, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,  disensiones,  herejías,
Gál 5:21  envidias,  homicidios,  borracheras,  orgías,  y cosas semejantes a estas;  acerca de las cuales os amonesto,  como ya os lo he dicho antes,  que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Gál 5:22  Mas el fruto del Espíritu es amor,  gozo,  paz,  paciencia,  benignidad,  bondad,  fe,
Gál 5:23  mansedumbre,  templanza;  contra tales cosas no hay ley.
Gál 5:24  Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Gál 5:25  Si vivimos por el Espíritu,  andemos también por el Espíritu.
Gál 5:26 No nos hagamos vanagloriosos,  irritándonos unos a otros,  envidiándonos unos a otros.-



[1] Grandes temas bíblicos - Lewis S. Chafer (Pág. 123)
[2] El hombre espiritual - Watchman Nee (Pág.101)
[3] Fuente: Certeza / e-Sword.-
[4] Grandes temas bíblicos - Lewis S. Chafer (Pág. 123)
[5] El hombre espiritual - Watchman Nee (Pág.103)
[6] El hombre espiritual - Watchman Nee (Pág.106 y 108)
[7] El hombre espiritual - Watchman Nee (Pág. 108)
[8] El hombre espiritual - Watchman Nee (Pág. 109)

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